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MÁSCARA DE PESTAÑAS

Es el procedimiento cosmético más utilizado en las pestañas. Con ellas se pretende dar color, volumen y longitud a las mismas. Su inventor fue Rimmel hace más de 100 años, por eso a veces se utiliza su nombre como sinónimo de máscara de pestañas. Afortunadamente ha mejorado mucho su formulación con el paso de los años.

La forma de presentación más habitual es como emulsión cremosa y contienen  agentes tensioactivos, espesantes, polímeros, derivados de silicona, ceras, solventes y conservantes.

Es muy importante la composición de cualquier producto cosmético, pues en un número elevado de casos ocasionan problemas sobre los párpados y sobre la superficie ocular, especialmente en pacientes con pieles sensibles, con sequedad ocular, con blefaritis y en portadores de lentes de contacto.

Los cosméticos destinados a la zona ocular poseen una legislación específica y eliminan de su formulación todos aquellos componentes con potencial alergizante reconocido o supuesto como por ejemplo colofonia, dihidroabietyl alcohol, formaldehido y ácido benzoico. No deben llevar sustancias volátiles, por ejemplo perfumes, porque se disuelven en la lágrima y pueden alterar la superficie ocular.

Todas las máscaras llevan conservantes, especialmente necesarios en las hidrosolubles, porque hay riesgo de contaminación por gérmenes altamente nocivos para el ojo, como pseudomonas aeruginosa o estafilococo aureus. A pesar de los conservantes se recomienda que nunca se use una máscara de pestañas más de 3 meses. Estos conservantes son origen frecuente de alergias.

Todos los componentes además de ser bien tolerados en la piel, no deben ser tóxicos para el ojo en caso de que accidentalmente se ponga en contacto con él, deben utilizarse colorantes vegetales o  pigmentos inorgánicos atóxicos, y que no liberen partículas que puedan ser traumáticas para la superficie ocular, como por ejemplo, nácar.

Si no se cumplen todos estos requisitos el paciente podrá tener molestias, a veces muy intensas, con picor, enrojecimiento, sequedad, sensación de cuerpo extraño, dermatitis de contacto, intolerancia a las lentes de contacto e infecciones más o menos graves.

Como para el usuario habitual es muy difícil valorar la composición de cualquier producto cosmético, lo mejor es confiar en una laboratorio de prestigio, que haya invertido en un buen estudio de control clínico y cumpla todos los requisitos de seguridad recomendables. Esto nos  debe alejar de las “gangas” , muchas de las cuales son poco seguras.

TINTE DE PESTAÑAS

Con ellos solo damos color a las pestañas, no las alargamos ni aumentamos su longitud. Se usa menos que las máscaras, pero están indicados en personas alérgicas a las máscaras y cuyas pestañas son rubias o blancas por la edad.

En este caso también puede haber alergia como a cualquier tinte, pero el mayor riesgo consiste en un accidente durante su aplicación que suponga la introducción de producto en el ojo. Lo deben aplicar, pues, manos expertas de profesionales que tengan experiencia.

PERMANENTE DE PESTAÑAS

Se utiliza en algunas personas con pestañas muy rectas que quieren conseguir una curvatura de las mismas más atractiva.

El inconveniente es que los resultados no son, con frecuencia, los deseados y los problemas oftalmológicos los mismos que se han descrito para el tinte.

PESTAÑAS POSTIZAS

Hasta ahora las pestañas postizas se utilizaban con una tira que se adhería con un pegamento a la piel lo más cerca posible de las pestañas propias. Tiene el inconveniente de que su aspecto es poco natural y de que hay que quitarlas por la noche.

Últimamente se ha extendido mucho otro método de pestañas postizas que es la aplicación mediante un pegamento de pestaña postiza a pestaña propia, de una en una. Se consigue un efecto muy natural y dura aproximadamente 1 mes.

Pero con este método también han aumentado los problemas oftalmológicos.

Estos problemas pueden estar originados por accidentes durante la manipulación, ya que se trabaja muy cerca del ojo, pero fundamentalmente son irritaciones y alergias derivadas del pegamento o del disolvente con el que se quitan, bien por alergia a sus componentes o bien por invasión de la superficie ocular por alguno de ellos.

Se han descrito fundamentalmente queratoconjuntivitis, blefaritis alérgica y erosiones conjuntivales. La causa más probable tanto de la queratoconjuntivitis como de la blefaritis alérgica es el formaldehido, sustancia prohibida en cosmética por su alto poder alergizante.

En un estudio realizado en Japón y publicado en la revista Cornea, volumen 31, nº 2, 2012 (ver abstract), se analizan varios pegamentos en cuya composición no llevan formaldehido según la casa comercial y, sin embargo encuentran niveles altísimos en el estudio. Lo mismo ocurre para el plomo, conservantes como ácido benzoico y otros productos.

Al menos son complicaciones fácilmente tratables y, una vez más, debemos acudir a buenos profesionales que utilicen productos de marcas bien referenciadas. Además deberíamos aunar esfuerzos para que se hiciera un control más exhaustivo sobre todos los productos cosméticos.

CRECEPESTAÑAS

Los productos que favorecen el crecimiento de las pestañas es la última novedad para conseguir el resultado idóneo. Son productos análogos a las prostaglandinas que se utilizan en farmacología oftálmica para el tratamiento del glaucoma. Su aplicación 1 vez al día sobre la piel en el borde del párpado superior hace que las pestañas sean más largas, más gruesas y más oscuras.

No se sabe exactamente el mecanismo por el que estos productos producen este efecto sobre las pestañas. Generalmente son bien tolerados, aunque a veces producen irritación y picor sobre la zona aplicada, igual que el producto utilizado para el glaucoma produce lo mismo en la superficie ocular. Otro efecto secundario es que con frecuencia oscurece la piel del párpado superior, esto no es mal tolerado por la mayoría de las mujeres, pues es una práctica habitual pintarlo de color marrón. Pero creo que faltan estudios clínicos sobre la utilización de estos análogos de prostaglandinas en uso cosmético. Tampoco sabemos que va a pasar a largo plazo.